(I) Experiencia en México: virtudes económicas y humanas

Hace unos días leía esta noticia en Expansión.articulo Expansión
 
  “Si México DF fuera un país, sería la quinta mayor economía de Latinoamérica”. Con estas palabras, Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico del Distrito Federal, resumió las virtudes económicas que atesora la capital mexicana, durante el último encuentro de Iberoamérica Empresarial,…”
 
Una sonrisa apareció en mi cara. Una sonrisa de satisfacción, de orgullo, y de alegría por un país como México, que he tenido la oportunidad de conocer este verano.
Si, allá por el mes de Junio emprendí mi primer viaje, para colaborar en un proyecto de desarrollo de talento, con personas de perfil de alta cualificación, pertenecientes al equipo directivo de una gran empresa mexicana del ámbito de la energía.
Como este post no va a ser el único que dedique a la “experiencia en México”, quiero compartir, en primer lugar,  mis sensaciones al inicio. Resultaba extraño eso de salir de tu tierra para realizar mi actividad profesional. Pues si bien, me muevo por otras ciudades españolas (Asturias, Barcelona, Cantabria, Islas Canarias, Madrid, etc.... y mi querido País Vasco), no había tenido aun la oportunidad de trabajar en otro continente.
Me evocó, de repente, muchos recuerdos de historias que he escuchado a mi padre contar en casa, sobre el viaje a las Américas de mi abuelo, concretamente a Cuba. Y ahora yo me encontraba preparada para emprender un viaje, que ha resultado ser un punto de inflexión en el ámbito personal y profesional.
De los tres viajes a México en este verano, recuerdo con espacial satisfacción el primero, en el que viajé sola, ya que mis compañeras Coachs viajaban en otra fecha. Me acompañaba una sensación entre una inquietud nerviosa, curiosidad ilusionante y muchísimas ganas de aportar mi experiencia profesional como Coach.
Nada más llegar a tierras mexicanas, sentí el calor de su gente, su amabilidad, y su gratitud, expresada con una sonrisa, la misma que apareció en mi cara cuando leí el artículo al que he hecho mención. Por eso, quiero dedicar varios post a este “regalo” que me ha traído reflexiones interesantes, que quiero compartir con las personas que me seguís.
Me resultaba extraño estar tan lejos y con un cambio horario de 7 horas de diferencia, lo cual me dejaba poco margen para comunicarme con mi familia en horarios prudentes. Y esta situación generó más espacios para estar conmigo.
Si bien en Bilbao, busco esos espacios, pues me facilitan el desbloqueo, para crear y regenerar,…
En México, esos momentos venían dados por la distribución horaria de tiempo entre trabajo y descanso. Y me paré a reflexionar sobre un tema que trabajo en mis clases de MBA y Executive en ESEUNE, y es cómo algunas personas somos más tendentes al tipo afiliativo (buscamos la interacción, las relaciones sociales,…), y  allí pude experimentar, más que nunca, esa parte de estar conmigo misma de continuo, y tomar consciencia de que no pasaba nada.
Si bien mi preferencia seguirá siendo la de buscar lo social; me sentí a gusto sabiendo estar conmigo.
Aquellas personas que me conocéis bien, seguro que estaréis pensando “Noelia, sin hablar con otro ser humano o cosa??,..je,je ”. Evidentemente buscaba la conversación con otras personas y conocí personas interesantes, pero según iba transcurriendo la semana experimenté que hay momentos para lo relacional, y otros espacios para la introspección y la soledad con uno mismo. Puede resultar una obviedad, sin embargo, en este viaje, para mí ha cobrado un mayor sentido.
En el ámbito laboral, me encontré con un colectivo de personas profesionales que iban a recibir la retroalimentación de un Feedback 360º, que habíamos realizado previamente de la mano de Peopletreegroup con su herramienta Talent Management, que es francamente muy potente y os la recomiendo (al menos contemplarla en vuestros Planes de Desarrollo del Talento).
La receptividad ante una situación de estas características, por parte de quien va a recibir feedback, de cómo le han valorado sus colaboradores, sus  homólogos, su Responsable, y él mismo (autoevaluación), fue muy positiva en este colectivo de Directivos.
Pongámonos por un instante en su lugar.
¿Sí? ¿Ya está?
Bien,  formulémonos estas preguntas: ¿cómo se puede sentir la persona receptora?; ¿qué pensamientos le generará?... Y esta es la clave, como Coach el empatizar y sentir sus sentimientos, y pensar sus sentimientos, te llevan a generar un espacio de calma y confianza, para recibir una retroalimentación de valor.
Recuerdo con mucha gratitud esta primera fase en la que nos conocimos, planteo la tarea y el objetivo de la sesión, y empezamos a “platicar” (conversar).
(Inciso: Si bien nuestro diccionario de la Real Academia de la Lengua Española tiene palabras maravillosas y expresiones ingeniosas; qué maravilla escuchar, conocer y aprender expresiones mexicanas. “¡Gracias compadres!”)
Sí, quiero destacar un idioma común y compartido con mis coachees, y son los refranes. Que cantidad de enseñanzas nos ofrecen y qué recurso más potente para explicarnos y reflexionar sobre un tema, una situación, una competencia a desarrollar,….
Me viene ahora a la cabeza el refrán que mi supervisor de Coaching me dijo antes de partir: “Nadie es profeta en su tierra”. He escuchado muchas veces este refrán, y si bien me siento muy reconocida en mi tierra, por mis clientes, y muchos de mis colegas. Es cierto que en México DF, he experimentado la confianza en mi trabajo, en mi profesionalidad desde el minuto uno.
Los directivos enseguida me acogieron con alta receptividad, aspecto que favorece el camino a recorrer en el acompañamiento de un proceso de Coaching. Así que, desde estas líneas, quiero agradecer la confianza básica de los directivos con los que trabajé gustosamente, y desde el espacio de sentirse en calma y seguros, pudimos avanzar en su desarrollo y crecimiento personal y profesional.
Pienso que hemos hecho conjuntamente un trabajo excelente que ha sido la base, para dar pasos firmes, hacia una micro transformación en cada uno de nosotros.
Es curioso que en España soy facilitadora en el área de Personas para participantes de otro continente (países como México, Venezuela, Perú, Panamá,…), que me habían insistido en viajar a sus países para compartir mis conocimientos y experiencias. Y este verano de 2013 sucedió. Me alegro por ello, y  doy gracias.
Si bien el artículo con el que inicio este post resalta las virtudes económicas que atesora la capital mexicana, yo quiero con este post y los siguientes, trasladaros la valía y calidad humana y profesional, que presentan las personas con las que hice Coaching en México DF.

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