
Probablemente este capítulo de las proyecciones, he podido observarlo en otros entornos profesionales, pero me llamó poderosamente la atención los comportamientos de los padres (y madres) por ver a su hijo en el primer lugar en cada prueba, en el pódium, con una copa en la mano…Quizás fruto de aquello que no logró cuando era crio, o de aquello que no llegó a ser y sus padres también proyectaban en el o en ella.
Me impactó como un padre alzaba la voz a los organizadores de las pruebas, manifestando que su hijo estaba muy atrás en la salida y que corría con desventaja, o aquél padre que hacia calentar a su hijo alejado de los demás, y exigiéndole máxima concentración,…
Tengamos en cuenta que era el “Día del Niño” y son juegos populares para que los niños se diviertan, pasen el rato, disfruten como niños,…pero este tipo de comportamientos me llevaron a dedicarle estas líneas en el blog. Puede que se desvíe de los contenidos que habitualmente traigo a PoderSaberQuerer, pero pienso que está muy relacionado con los entornos en los que nos movemos (socio laborales, educacionales familiares,…), y en este sentido, quiero traer esta reflexión de cómo de tolerantes somos con nosotros mismos (en primer lugar), cómo de tolerantes somos con los errores de nuestros hijos/as, de nuestros familiares, amigos/as, compañeros y compañeras de trabajo, colaboradores y colaboradoras, etc.
Estamos de acuerdo en que vivimos en un mundo competitivo, y es positivo querer superarse, lograr las metas que nos propongamos, etc.. ¿Y qué papel jugamos cada uno en esta competición?. Es interesante que nos respondamos a esta cuestión.
¿Cómo nos estamos exigiendo a nosotros, cómo lo hacemos hacia los demás?. ¿qué queremos conseguir a través de nuestros hijos e hijas, que quizás no hemos logrado…?
Y en este sentido, hago referencia a Chelo Claramunt (relaciones hijos y padres) que nos dice:
- Aceptar a los hijos/as tal y como son. No esperar la perfección .
- Fijar metas realistas. Ayudarles a flexibilizar las exigencias, proponiéndose objetivos razonables.
- Premiar/valorar el esfuerzo y la dedicación. Enseñar que es igualmente valioso “un gran esfuerzo” que un “un gran resultado”.
- Enseñarles a manejar adecuadamente los errores. Equivocarse NO es una TRAGEDIA, sino una OPORTUNIDAD para enfrentarnos a los problemas y buscarles solución.
- Prestar atención a sus necesidades afectivas. Demostrarles cotidianamente que cuentan con nuestro cariño y aceptación, independientemente del resultado de sus acciones.
- Fomentar el diálogo y la expresión de sentimientos y preocupaciones. De este modo, podremos ayudarles a modificar sus ideas distorsionadas, ajustándose a la realidad, sin exagerar ni magnificar los fallos.
- Enseñarles a ser tolerantes con los demás. Se trataría de fomentar la solidaridad y la cooperación, evitando actitudes altamente competitivas.
- Procurar hábitos de vida saludables. Enseñarles a compaginar el tiempo de trabajo con el descanso y las actividades de ocio.
¿Te animas, ya sea en familia, en el entorno laboral?.
Se puede, si quieres..
Genial la reflexión. Se lo pasaré a los padres y madres de mis alumn@s.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro de que sea de utilidad y puedas divulgarlo, pues es un tema de alto interés en estos días. ¿no te parece?.
ResponderEliminarReflexión como primer paso, y pasemos a la acción si queremos que las cosas sucedan.
Un abrazo y gracias por pasarte por PSQ
Gracias Noelia, cuantas cosas tenemos que desaprender para volver a aprender. Cuidemos a nuestro niño interior.
ResponderEliminarRosana.