Me pregunto qué diferencia hay
entre el entrenador de hace 5 meses y el del momento presente. Entre el entrenador
que logró con su equipo, alcanzar una Liga Europa en su historial, tras
eliminar brillantemente al gran Manchester United FC y a la potente Juventus
FC, y se proclamó campeón de la UEFA Europa League frente a la AS Roma en
Budapest. Y además logró que el Sevilla no bajara a Segunda división en un
tiempo récord, pues cuando Mendilibar llegó, el Sevilla se encontraba claramente
en descenso. ¿Qué hay de diferente con el entrenador actual?.
Me lleva a la reflexión, de que ni
uno es tan bueno cuando el equipo consigue grandes logros, ni tan malo cuando
el equipo no consigue sumar todos los puntos esperados.
Los datos son lo que son. Es
correcto. De momento sólo han sido capaces de sumar ocho puntos de los
veinticuatro posibles. Un dato que preocupa, lógicamente. Como organización y
como institución y como equipo es para estar inquietos.
Sin embargo, amplio mi reflexión:
¿qué de diferente hay en el entrenador de hace 5 meses, qué de diferente hay en
aquella plantilla que fue capaz de superar una situación adversa, qué de diferente
hay en el club como institución, qué de diferente es la manera de proceder
dentro y fuera del vestuario y del club desde hace 5 meses al momento presente?.
Me preguntó dónde quedaron
aquellos elogios, aquel reconocimiento y apoyo incondicional. ¿Qué ha
cambiado en el sistema (entorno, club, equipo, jugadores, cuerpo técnico, afición)?
Y no me refiero al sistema de juego.
Sobre todo teniendo en cuenta de
que en el último año del Sevilla, van a estar en el banquillo hasta cuatro entrenadores
diferentes. Cuando se dan estas situaciones (pues no es la primera vez que
ocurre en la liga), me sorprende que no se hagan estas preguntas reflexivas, y
que el impulso y la reacción sean cortar por lo sano.
Llevándolo al terreno de las organizaciones
(y un club no deja de ser una organización, evidentemente con su cultura, sus
valores, su histórico, y su orientación a resultados y beneficios), ¿qué pasaría
si al mínimo revés, o cuando la cuenta de resultados del último trimestre del
año no es la esperada? ¿se corta por lo sano y destituimos al CEO, o a la persona
que lidera el área más estratégica de la empresa?
¿Dónde queda la confianza? ¿Dónde
queda la sabia gestión de los tiempos en las decisiones? ¿y aquellas
conversaciones que no se mantuvieron a tiempo?.
Soy consciente de que el futbol es así, y a veces, la orientación resultadista lleva a tomar decisiones en el corto plazo. Sin embargo, te animo a invertir tiempo valioso y el esfuerzo en dar respuesta a algunos de los interrogantes que planteo en este post.
Pues aquello que hoy
se considera una decisión bien tomada a corto plazo, sentará las bases de aquello
que seremos como club, como institución, como afición, como equipo, en un
futuro.
Noelia San Emeterio
Coach
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