Hace unos días tuve la oportunidad de compartir espacio y tiempo con Jesús Gabriel Gutiérrez, autor del libro La empresa y los cinco elementos.
He de decir que Jesús ya me impactó a través de la red, canal por el que le conozco. Sus intervenciones e intercambio de opiniones sobre debates relacionados con las personas y las organizaciones, me hicieron leerle y escucharle.
Si bien la semana pasada pude corroborar esas primeras sensaciones en persona, en la presentación en Bilbao de su libro. Que os lo recomiendo en el caso de que tengáis la mente abierta y preparada para explorar la organización desde otros prismas, pues es singular la forma en la que Jesús nos muestra el funcionamiento de las organizaciones con el de nuestro propio cuerpo.
Me resultó interesante la vinculación que hace Jesús de cómo la salud y la enfermedad -excelencias y defectos- se transmiten de personas a empresas y organizaciones; de las empresas a la sociedad; y de cómo la sociedad las vuelve a transmitir a las personas dando lugar a un bucle de doble dirección.
Si bien la semana pasada pude corroborar esas primeras sensaciones en persona, en la presentación en Bilbao de su libro. Que os lo recomiendo en el caso de que tengáis la mente abierta y preparada para explorar la organización desde otros prismas, pues es singular la forma en la que Jesús nos muestra el funcionamiento de las organizaciones con el de nuestro propio cuerpo.
Me resultó interesante la vinculación que hace Jesús de cómo la salud y la enfermedad -excelencias y defectos- se transmiten de personas a empresas y organizaciones; de las empresas a la sociedad; y de cómo la sociedad las vuelve a transmitir a las personas dando lugar a un bucle de doble dirección.
Como dice quien le prologa, Fernández Aguado, no es de esos libros de aeropuerto que incluso se pueden leer en diagonal y obtener un par de ideas. Se trata de una lectura de mayor profundidad, generadora de reflexión, de búsqueda de respuestas en el ámbito de las personas y de las organizaciones.
Y es que como dice Jesús, Nuestro cuerpo y nuestra vida son, de hecho, una empresa que persigue la prosperidad y la excelencia. Una organización es un ser vivo. Un ser vivo es una empresa. Por otro lado, los departamentos de una empresa interactúan de forma análoga a cómo lo hacen nuestros órganos. Así, pues, una organización, puesto que tiene soma y psique, también puede ser percibida, observada y descrita como si de una persona se tratara. Así, mediante esta equiparación, observamos que tanto en las empresas como en las personas subyacen estructuras de carácter que se intercomunican y se influyen entre ellas a través de un WiFi neuronal.
…Pensemos sobre ello, y en qué momento estamos del ciclo de vida, para renacer o reinventarnos,…si bien te invito a que demos un paso, y cojamos un poco de distancia para poder observar y ser conscientes de qué nos está ocurriendo como personas, como profesionales en la organización (de vida, empresarial, social,…)
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