Son varias las hipótesis que he manejado. A ver si coincidís con alguna de ellas.
- El hecho de escribir cada día resultó ser un ejercicio a modo de "diario de mi realidad". Ayudaba a convivir con la situación.
- Servía como sugerencias de acciones para realizar en ese mes de marzo 2020. Ayudaba a mi misma y a otras personas.
- La falta de costumbre de escribir diariamente. Me ha confirmado que no siempre es fácil mantener este hábito. Y la dedicación que requiere.
- Estar en el acting de hacer y hacer, como efecto contenedor. Adecuado durante la primera parte del confinamiento.
- Encontrar la calma en otras actividades (deportivas, recreativas, de acompañamiento profesional, de aprendizaje, formativas, familiares...y un largo etc)
- Dejarme estar en la pausa, entendida de en el decidir voluntariamente "no hacer, y sí estar estando". ¿lo has probado?. No es tarea sencilla.
- Estar en el "duelo" de la pérdida de otro estilo de vida. Y trabajar en la aceptación de nuevas formas de relacionarnos con nosotras mismas y con los demás.
¿Con cuál te quedas tú?
Yo, sinceramente, con un mix de cada una de las hipótesis expuestas.
Es momento de recuperar esas notas escritas de reflexiones, ideas, emociones generadas durante este último mes. Quiero compartirlas.
¿Con que frecuencia?.
Tengo claro que no será diario. Pues como he comprobado con diversos clientes, el mantener el ritmo de actividad en todos los ámbitos, puedes ser hasta generador de saturación, y de pérdida de frescura.
Si me planteo que la frecuencia sea semanal. Un objetivo SMART (específico, medible, alcanzable a la vez que ambicioso, realista y con temporalidad).
Iremos viendo. Pues son tantas las reflexiones que quedan sin ver la luz.
Seguimos avanzando
Noelia San Emeterio
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