(III)Experiencia en México: PDI's

Un tercer viaje quedaba pendiente de compartir con todos vosotros. Y el hecho de recordar aquella penúltima semana de agosto, me llena de satisfacción, como coach y como persona.
Visualizo la llegada a un país que ya conozco, que ya lo he sentido, y el aterrizaje se me hace familiar, cercano, junto a mis colegas coach. Si bien, es ya el tercer viaje en tres meses, me sigue pareciendo intenso y repleto de sensaciones, positivas.
En esta etapa, la finalidad es elaborar con cada uno de los directivos de la organización, un PDI (Plan de Desarrollo Individual), basado en los puntos fuertes y áreas de oportunidad identificadas en las dos fases previas.

Fue realmente fascinante cuando en esta sesión de Coaching, cada directivo venía con sus reflexiones, sus inquietudes y las dos, o tres competencias máximo, sobre las que había estado observando y decidiendo que eran sobre las que quería comprometerse a trabajar, para avanzar y crecer personal y profesionalmente.
¿Por qué digo fascinante?.
Porque la actitud de estos directivos, mostraba el grado de implicación y compromiso con el proyecto, con la mejora, con ellos mismos...Pues realmente, es por y para ellos mismos.
Evidentemente, pienso que el trabajo realizado en las fases previas ha sido de calidad, y de alto calado profesional y emocional. Aspectos que han contribuido muy positivamente a los PDI’s.
Dicha actitud es muestra de su confianza en el proceso y en ellos mismos. Son conscientes de aquello sobre lo que quieren trabajar competencialmente hablando, y dado ese paso, son capaces de tomar responsabilidad, para desde una perspectiva creativa, dar paso a las acciones que les conduzcan a un resultado diferente y diferencial en su quehacer.
Mi rol era el de acompañarles en este proceso, y resaltar aquellas potencialidades que les facilitará en su PDI, así como intercambiar impresiones de cómo hacerlo. Pues en muchas ocasiones, el directivo sabe dónde quiere llegar, pero le surgen dudas de cómo hacerlo. Y ahí es donde entran en juego esas preguntas poderosas y valiosas, que realiza la coach, y que les abre nuevos campos de visión, para que desde el coopensamiento entre coach y coachee, formalicen su Plan de Desarrollo, con un compromiso claro.

El hecho de haberse sentido participes del proceso, les hace tomar la responsabilidad y las riendas del proceso de transformación, que ya han empezado a experimentar con sus colaboradores, con otros interlocutores, hacia sí mismos,…
En cada una de las sesiones de Coaching de este tercer viaje (sabía que era la última presencial de este proyecto en este año), sentía orgullo y satisfacción, del trabajo bien hecho, de “sentirme profeta en su tierra”. Tierra que ya era parte mía también, pues como señalaba en el primer post dedicado a México, me he sentido acogida y valorada a todos los niveles desde el primer momento.
El proyecto en México DF ha sido una experiencia muy enriquecedora, en la que potenciar, aun más si cabe, mis competencias de adaptabilidad, flexibilidad, desde una clara asertividad, que me generan bienestar y madurez profesional.
Estoy agradecida a mis colegas de PeopleTreeGroup, por contar conmigo para colaborar en un proyecto de desarrollo de esta envergadura, en una organización emblemática en el país mexicano.
Una organización que siento parte de mí, ya que es la manera en la que entiendo los proyectos, sentirlos como si se tratara de tu propia empresa.
En muchas ocasiones, a lo largo de mi vida profesional me han preguntado si yo era socia de la empresa, o si trabajaba en nómina en la empresa cliente. Son comentarios que indican el grado de implicación y compromiso con las personas y la organización. Y pienso que es una de las claves para desarrollar esta actividad tan apasionante, de acompañar a otros a lograr sus metas.
En principio, los tres post que me proponía escribir sobre México y el proyecto de Gestión del Talento, están realizados. Sin embargo, estoy segura que pinceladas mexicanas, iluminarán los próximos post de este blog de PoderSaberQuerer

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