¿Malabarista?

Quien no se ha sentido en algún momento malabarista de su propia vida… ¿te suena a excusa?.
 
Hace unos días, una buena amiga y compañera de aventuras profesionales me dijo: “um! Nos tienes abandonados, hace tiempo que no actualizas tu blog”.
 
Me lo tomé a bien, venía de una persona que me aprecia, y además es cierto. Y entonces reaccioné mirándola sonriente y le dije: “pues sí,…Es cierto” y suspiré.
 
Me quedé pensativa, buscando una respuesta ¿adecuada?. ¿Para quién, para mí o para ella?, pensé.

Seguí sonriendo y continué hablando: “Esto me recuerda a los talleres de optimización del tiempo, en el que se busca la solución mágica para llegar a todo, sin un alto desgaste a ser posible (como decía uno).  
Soy consciente de lo que me dices, y según iban pasando los meses he sido consciente, y ahora conversando contigo encuentro la respuesta de la dedicación que he tenido durante estos meses previos”.
 
Son muchos los sombreros que he querido ponerme durante estos meses, el de coach, el de comercial, el de madre, el de colaboradora, el de consultora, el de innovadora, el de gestora, twitera, el de compañera, el de gestora, el de hija,.. etc.
 
Pero no me he puesto el sombrero de bloguera.
 
Analizando esta frase, me pregunto si no he querido, no he podido o no he sabido. Y mis conclusiones son las siguientes: 
-Toma de decisión: He elegido otros sombreros que eran más necesarios en ese momento, en los que he priorizado mi dedicación.
- Analizo las consecuencias que tiene el no haber atendido un canal como el blog, y lo primero que hago es ver cómo me siento, y la respuesta es que no me hace sentir culpa. Lo analizo como algo natural del propio proceso de trabajo en estos meses.
- Lanzo la pregunta de si podría haber hecho algo para minimizar la ausencia. Y me lleva a la reflexión, basada en una creencia inicial cuando decidí hacer este blog, y es que cuando escribiera en el blog, sería de calidad, de valor añadido, y que quien invierta esos 5 o 10 minutos en leer el post de esa semana, se lleve algo que le sea de utilidad.

Me viene a la cabeza la pregunta, de qué aporta un blog, y distingo entre a la persona que lo escribe, y a la persona que lo recibe y lee:
 
En el primer caso, te abre una vía de expresión, para compartir emociones, pensamientos, comportamientos; es una canal comercial para darse a conocer; es un espacio de debate, de intercambio, de conversación escrita, de testimonios,…
 
Y para quien lo recibe, pienso que tiene que aportarle una reflexión, una pauta, el camino para encontrar respuestas, y tener la oportunidad de participar abiertamente desde su experiencia sobre el tema.
 
En este sentido, si podía haber escrito post más breves, quizás no con la calidad que me marqué como expectativa inicial, pero haber seguido manteniendo la frecuencia semanal de publicación…
 
Aprendizaje: Pienso que sí se pueden llevar todos los sombreros, siendo consciente de la frecuencia e intensidad con la que llevarlos. Y desde cómo me siento, qué pienso y cómo actúo en consecuencia.
 
También deciros que me alegro de volver a colocarme el sombrero de bloguera, así que nos leeremos cada semana, siempre y cuando os apetezca compartir un espacio abierto en el que poder conversar.
 

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